El tabaco, enemigo de la piel


Los dermatólogos se muestran unánimes a la hora de afirmar que el tabaco no es sólo un enemigo de nuestra salud, sino también un pésimo aliado de nuestra belleza. La piel del rostro del fumador, tanto del sexo femenino como del masculino, se caracteriza por la sequedad cutánea y el tono cetrino y apagado. El tabaco dificulta la microcirculación de la sangre, entorpeciendo la llegada del oxígeno a la epidermis y privándola de las vitaminas y minerales que necesita para regenerarse de las agresiones externas y mantener su óptimo nivel de hidratación. Aunque, obviamente, dejar de fumar es el mejor de todos los consejos, sería recomendable que siguieras una dieta rica en verduras y hortalizas frescas, utilizaras una crema hidratante enriquecida con vitamina C o con retinol y la exfoliaras semanalmente. Hacer ejercicio regularmente es una de las medidas más efectivas a la hora de aumentar la oxigenación de la piel.




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